
Descubre el café cubano: Tradición, sabor e identidad
☕ Origen e historia del café en Cuba
Hablar del café en Cuba es hablar de historia, de aroma y de memoria. Su llegada se remonta al siglo XVIII, cuando inmigrantes franceses, huyendo de la revolución haitiana, trajeron consigo semillas y saberes. Se instalaron en las montañas del oriente cubano —especialmente en Santiago de Cuba y la Sierra Maestra— y allí, entre nieblas y suelos fértiles, sembraron no solo plantas, sino una tradición que echaría raíces profundas en la isla.
Con el paso del tiempo, el café se convirtió en uno de los motores de la economía cubana, junto con el azúcar y el tabaco. El siglo XIX fue su época dorada. Pero, como muchas otras cosas en Cuba, su historia ha sido una montaña rusa. Guerras, crisis económicas y transformaciones sociales golpearon la producción, especialmente durante los años más duros del Período Especial. Aun así, el café logró mantenerse como un elemento esencial en la cultura cubana, resistiendo el paso del tiempo y adaptándose a nuevas realidades.
☕ El café como símbolo de cubanía
En Cuba, el café no se toma: se comparte. No es solo una bebida caliente, es casi una excusa para detener el tiempo unos minutos y conectar con los demás.
Un “buchito” de café —así, en diminutivo cariñoso— es bienvenida, cortesía, afecto. Se ofrece en cualquier casa, sin importar cuán llena o vacía esté la despensa. Basta tener un poquito para compartir.
Prepararlo es un acto con casi la misma solemnidad de un ritual: llenar la cafetera, vigilar el aroma que empieza a colarse por toda la casa, mezclar el primer chorro con azúcar para lograr esa espumita que tanto gusta. Y luego… servirlo en tacitas pequeñas.
Frases como:
- «Vamos a tomar un cafecito y conversamos»
- «Te invito a un buchito de café»
… reflejan cómo esta bebida ha sido integrada al lenguaje popular y al ritual social diario.
Café y resistencia cotidiana
Durante los períodos más duros de crisis económica, el café ha funcionado como símbolo de resiliencia. Aunque no sea abundante, aunque se mezcle o rinda, se sigue ofreciendo, porque tiene una carga emocional y cultural que va más allá de su sabor.
Preparar café es un acto de cuidado: para la familia, para los amigos, para uno mismo. Es una pausa, un descanso, un momento de conexión, incluso en medio de las dificultades.
Una tradición que evoluciona
Hoy en día, el café sigue siendo una parte fundamental de la identidad cubana, pero se combina con nuevas tendencias: bares especializados, cafeterías con estilo joven, mezclas internacionales. Sin embargo, el corazón del ritual sigue siendo el mismo: tomar café juntos es compartir vida, historia y cultura.
☕ Variedades cultivadas en la isla
En Cuba se cultivan principalmente dos variedades de café: Arábica y Robusta, siendo la primera la más apreciada por su calidad, aroma y sabor suave. Las regiones montañosas del oriente del país, como Guantánamo, Granma y Santiago de Cuba, ofrecen las condiciones ideales para el cultivo de café arábico de altura.
El café cubano se distingue por su cuerpo medio, acidez baja y notas dulces, lo que lo hace muy valorado por catadores internacionales. En las últimas décadas, pequeños productores y cooperativas han retomado métodos orgánicos y tradicionales de cultivo, lo que ha contribuido a una leve recuperación en la calidad del grano nacional.
🌍 ¿Se exporta el café cubano?
Sí, aunque no tanto como antes. Marcas como Cubita, Serrano, Turquino y Regil todavía llegan a mercados internacionales, sobre todo en Europa. Sin embargo, buena parte del café cubano de alta calidad se destina fuera del país, lo que deja al consumo interno con mezclas más modestas.
Aun así, el sabor de un buen cafecito hecho en casa —aunque tenga chícharo— sigue siendo inconfundible. Y, para muchos, insustituible.
☕ ¿Cómo se prepara el café en Cuba?
El café cubano tiene personalidad: es fuerte, espeso, dulce y aromático. Una bomba de energía y sabor en una taza diminuta.
Las formas más comunes son:
Cafecito cubano: café colado en greca, mezclado con azúcar al inicio del colado para formar espumita.
Cortadito: café fuerte con un toque de leche.
Café con leche: más suave, ideal para el desayuno o la merienda, con pan y mantequilla.
La cafetera italiana (moka) es el método más popular para prepararlo en los hogares.
🌟 Variantes más populares entre los jóvenes
En los últimos años, las nuevas generaciones han comenzado a explorar formas más creativas de consumir café, influenciadas por las tendencias internacionales. Entre las variantes modernas más populares destacan:
- Café frío o iced coffee: preparado con café fuerte, hielo y a veces leche o sirope.
- Affogato: una bola de helado (generalmente de vainilla) servida con un espresso caliente por encima.
- Café con sabores (vainilla, caramelo, chocolate): muy comunes en cafeterías privadas o “coffee corners”.
- Frapuccino: una bebida fría y espesa a base de café, hielo y leche, batida al estilo frappé, ideal para el clima tropical.
Estas nuevas formas no compiten con el “cafecito de siempre”. Simplemente conviven. Y enriquecen la experiencia cafetera en Cuba y la hacen, por qué no, más instagrammable.
📍 Dónde probar buen café en La Habana
Si estás en La Habana —o vienes pronto—, estos lugares son paradas obligatorias para disfrutar del buen café cubano:
- Tribe Café (Aramburo 253 esquina Neptuno, Centro Habana)
- CafeZillo (4 esquina 3ra, Vedado)
- El Patio Travel Cafe & Store (Oficio 402 entre Luz y Acosta, Habana Vieja)
- Kanda (J 460 entre 21 y 23)
- Sapori (31 entre 6 y 8, Miramar)
🧩 Desafíos y futuro del café cubano
No todo es aroma y espuma. El café cubano enfrenta desafíos reales:
Insuficiencia de recursos e insumos.
Bajo rendimiento agrícola.
Procesos tecnológicos limitados.
Dificultades logísticas y de distribución.
Pero también hay luz: proyectos privados, cooperativas y pequeños productores están apostando por la calidad, por la sostenibilidad y por el orgullo de hacer buen café, hecho en casa y con identidad.
✅ Conclusión
El café en Cuba no se explica. Se vive. Está en el ADN de la isla, en los buenos días del vecino, en las tertulias familiares, en la resistencia de las abuelas, en los emprendimientos jóvenes.
Es símbolo, es sabor, es pausa. Y es también futuro.
Si eres expatriado, viajero o simplemente amante del buen café, descubrir el universo cafetalero cubano es una experiencia que va mucho más allá de una taza.
Es, literalmente, tomarse Cuba a sorbos.
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